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En Junín también se rezó por los 44 tripulantes del submarino San Juan

Fue en la iglesia Cristo Redentor. Su párroco y capellán de la Guarnición Militar Junín, Padre Pablo Castelnuovo, dijo en su homilía que "que a partir de esto aprendamos y nos comprometamos cada vez más con la nación que nos necesita, que nos comprometamos con nuestra fe, sin fe no se va a ningún lado ni se construye una Nación".



A pedido del Departamento Municipal de Veteranos de Malvinas, en forma conjunta con el Centro de Veteranos, se rezó en la misa de este sábado oficiada en la parroquia Cristo Redentor de nuestra ciudad por los 44 tripulantes del submarino "ARA San Juan".

La Santa Misa fue oficiada por el párroco de Cristo Redentor y capellán de la Guarnición Militar Junín, Pbro. Pablo Castelnuovo. El sacerdote -en su homilía- mencionó que "esta situación me afecta en lo personal porque entre uno de los tripulantes estaba un cabo con el que habíamos compartido un viaje en la Fragata Libertad en 2014, el cabo Ortiz, y también conocí a su familia". En su mensaje destacó la labor de protección de la soberanía nacional que realizaba la nave en cuanto a la protección de la riqueza de la plataforma submarina.

"Lo que hace la diferencia es cuando a uno le toca pasar por esta situación, por una causa justa, esa persona se convierte en héroe", resaltó en su homilía.

"Una situación más para reafirmar nuestra soberanía sobre el mar Argentino y la Patria y es que nuevamente personas ofrecen su vida por este país. Estos son los ideales que han sostenido a nuestra Nación desde sus orígenes", remarcó.

"De esta vida no nos llevamos ni títulos, ni escrituras, resúmenes de bancos ni el poder que podemos desplegar sino que nos llevamos el bien que hacemos, como estos tripulantes se llevan la gloria de poder haber cumplido con su misión. Cuando nosotros, al morir, hemos cumplido con nuestra misión, con nuestra vocación, con lo que Dios nos ha pedido, somos merecedores de la Gloria. Cada persona tiene la posibilidad de ser un héroe y es la medida en que cumple con su misión", destacó el Pbro. Pablo Castelnuovo en su homilía durante la misa oficiada en la Iglesia Cristo Redentor, este sábado

El sacerdote también remarcó la importancia de la unidad. "El peor mal que podemos tener como Nación es estar desunidos, fragmentados que cada uno lleve agua para molino que no es ni más ni menos que una expresión del egoísmo. No importa si el costo de eso es la vida", expresó.

Además señaló que "la paz es el fruto de la unidad". "Que a partir de esto aprendamos y nos comprometamos cada vez más con la nación que nos necesita, que nos comprometamos con nuestra fe, sin fe no se va a ningún lado ni se construye una Nación", indicó en su mensaje.












La cúpula de la Armada sabe qué pasó con el ARA San Juan y esconde la información

El periodista  Román Lejtman publica en la edición de este domingo, del portal digital informativo Infobae un artículo en el cual menciona que los almirantes que conducen la fuerza armada naval tenían conocimiento, desde un día antes de su desaparición, de averías que ponían en riesgo a la nave.

La crisis desatada por la desaparición del submarino ARA San Juan comenzó, en realidad, el martes 14. La última comunicación de la nave con las autoridades en tierra fue en la mañana del miércoles 15, pero recién el jueves 16 por la tarde llegó a oídos del jefe de la Armada Marcelo Srur. El Gobierno se enteró por la noche, cuando fue publicado por Infobae. Aún ahora, tras conocerse que habría sufrido una explosión y con el operativo del rescate en marcha, siguen ocultando la secuencia que llevó a la tragedia a los 44 tripulantes del submarino.

La primera vez que las autoridades en tierra de la Armada Argentina tomaron conocimiento de que el submarino sufría una seria avería fue el martes 14 cerca de la medianoche. En esa comunicación, el capitán del ARA San Juan, Pedro Fernández, le informó a la base de Mar del Plata -desde donde había partido quince días antes- que tenía un "cortocircuito en la batería 3" de la sala de baterías de proa porque le entraba agua por el snorkel.

En los primeros minutos del miércoles 15, el capitán avisó a la base que el inconveniente había sido solucionado. Sin embargo, horas más tarde, volvió a llamar para decir que tenía un problema con las baterías en la proa. Nuevamente, en la madrugada volvió a informar que el inconveniente había sido resuelto.

Cerca de las 6 de la mañana, mediante el teléfono satelital Iridium, el ARA San Juan pidió un cambio de rumbo. A las 7.30 fue la última comunicación de la nave con tierra.

Para realizar las comunicaciones, el submarino debía emerger a nivel de snorkel. Sin embargo, como las aguas del Atlántico se encontraban "en condiciones 5/6" -lo que implica la existencia de olas de entre 6 y 8 metros-, cada vez que emergía era golpeado por las olas, por lo que se vio obligado a sumergirse, perdiendo la capacidad de impulsarse en modo diesel y con la mitad de sus baterías inutilizadas.

Tras el último contacto, la cúpula de la Armada intentó comunicarse por vía satelital, aunque sin lograrlo.

En el momento en el que el ARA San Juan denunció dificultades se encontraba a una distancia en línea recta con el Golfo San Jorge de menos de 300 kilómetros. Si se le hubiese ordenado que se dirigiera hacia allí, a la velocidad que navegaba a ese momento -entre 15 y 20 kilómetros por hora-, se cree que la nave podría haber alcanzado tierra. Sin embargo, recibió la orden de dirigirse a Mar del Plata.

Según la información que acercó la Organización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares, tres horas después de la última comunicación se produjo la explosión en el submarino.

Quienes recibían en tierra los partes enviados por el submarino no pensaron que su situación fuera grave. Por eso, demoraron en informárselo al jefe de la Armada, el almirante Marcelo Srur, quien se encontraba en Montevideo recibiendo una condecoración por los 200 años de la creación de la Marina uruguaya. Srur se enteró de la falta de comunicación con la nave recién el jueves por la tarde. Horas después, cuando ya asomaba la noche, el ministro Oscar Aguad leyó en Infobae que el buque estaba desaparecido en el Atlántico Sur.

Con esta información en su poder, el Gobierno está investigando el accionar de la cúpula de la Armada, que podría sufrir cambios una vez superada la crisis. En el día de hoy, en efecto, se conoció que la fuerza aceptó el pedido de pase a retiro que había pedido hace tres días el contraalmirante Gabriel González, quien estaba a cargo de comandante del Área Naval Atlántica de la cual depende la base de Mar del Plata.

Todas las conversaciones entre la nave y la base están grabadas, y todos los partes deberían estar archivados, por lo que el Gobierno espera acceder a ese material clave para empezar a deslindar responsabilidades dentro de la Armada. Desde que Infobae dio a conocer la situación del ARA San Juan, la Armada mantuvo contactos con la prensa, en los que nunca hizo referencia a estos contactos previos.

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