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190 años de Junín: El Fuerte, el orígen


Luego de la segunda fundación de Buenos Aires, el ganado vacuno y las caballadas que habían traído los españoles se multiplican prodigiosamente. Sin embargo, con el tiempo, los permisos de vaquería que autorizaban la caza de los animales, traen como consecuencia un paulatino agotamiento de la hacienda. Nacen así los primeros asentamientos rurales que tienen como objetivo dedicarse a la crianza extensiva del ganado.

Comandante Bernardino Escribano, fundador de Junín
 Luján, Quilmes, Morón, fueron en sus orígenes poblaciones abocadas a la explotación vacuna. Dentro de este escenario colonial, se encuentra el indio. Antes del establecimiento de las estancias, las tribus nativas se apoderaban del ganado que no tenía dueño y lo utilizaban como medio de subsistencia. Cuando esta situación cambia, las naciones de originarios continúan con esta actividad y se los comienza a llamar malones. Por este motivo, es que el virrey Juan José Vertiz decide establecer una línea de fortines y fuertes que protejan el territorio ocupado por los españoles. Con este propósito, se fundan, entre otros, los fortines de Chascomús, Lobos, Navarro, Mercedes, Carmen de Areco, Salto, Rojas y Colón.

Vertiz quería fortificar todos los pasos sobre el río Salado, para que de esta manera, los malones no pudieran cruzarlo con las haciendas obtenidas. Por ello decide llevar el Fuerte del Salto hacia la laguna del Carpincho. Pero las personas que vienen a estudiar el terreno recomiendan adelantar la frontera hasta El Potroso, laguna cercana a la del Carpincho, y que daba nombre a toda la zona.

Esta región era el lugar clave para detener la vuelta de los malones con el ganado de las ricas estancias establecidas en Salto, Rojas y Arrecifes. Lo que se conoce hoy como Paso Piedras constituía uno de los vados que facilitaban el cruce de la hacienda. Pero Vertiz no concretó nada de lo proyectado, como así tampoco los gobiernos que sucedieron luego de 1810. En aquel entonces la prioridad era concretar los esfuerzos en afianzar la independencia. Después surgieron otros problemas que postergaron por varios años el establecimiento de la línea de frontera planeada por los españoles.

El Fuerte

El 27 de septiembre de 1826 el entonces presidente de la Nación, Bernardino Rivadavia, emite un decreto en el que ordena establecer tres fuertes con el fin de ampliar la línea de frontera. Uno de estos tres fuertes era El Potroso.

El 16 de agosto de 1827, Manuel Dorrego y Manuel Moreno firman un decreto designando a Juan Manuel de Rosas para que ocupe el puesto de Comandante General de Fronteras. El trazado del fuerte de El Potroso queda en manos del ingeniero Teodoro Schuster, quien recomienda no levantar el fortín en el Cerrito Colorado, tal como estaba previsto, sino hacerlo a 21 cuadras de ese lugar, en el margen izquierda del río Salado.

En un primer momento, la tarea de levantar el fuerte estuvo en manos del coronel Federico Rauch, quien se encontraba a cargo del Fuerte del Salto, pero como no recibe la ayuda necesaria, pide licencia por enfermedad. Entonces se encomienda la misión al Segundo Comandante, José Bernardino Buenaventura Escribano.

Bernardino recibe la orden de marchar hacia el lugar elegido, y el 27 de diciembre de 1827 acampa junto con sus hombres en el lugar donde hoy está ubicada la plaza 25 de Mayo. De esta manera queda fundado el Fuerte de la Federación, que en aquel momento formaba el pentágono alargado aproximadamente entre las actuales plazas 9 de Julio y Alem.

Pero el trabajo recién comenzaba. El 4 de enero de 1828, Escribano escribe a Rosas: "La abundancia de sabandijas que hay en este destino ha puesto la caballada del regimiento que tengo accidentalmente a mi mando en un estado de inutilidad que no cuento con ellos para un caso de repeler al enemigo."

Distintos documentos de la época prueban la preocupación de Escribano por sumar más hombres al fortín, y por cubrir las necesidades que tenían los soldados y las familias de algunos de los soldados que se habían establecido en el Fuerte de la Federación.

En marzo de 1828, el comandante Escribano pide licencia por enfermedad y es reemplazado por Federico Rauch. La situación en el fuerte es angustiosa. Así lo manifiesta Rauch en una carta que envía al gobierno. En la misma dice: "las familias están a la intemperie, Por la carestía de géneros y el escaso sueldo de los maridos se hallan medio desnudas."

A fines de 1828, Rauch solicita permiso y Escribano vuelve a hacerse cargo del fuerte, actividad que desempeña hasta septiembre de 1829, fecha en la que es destituido del ejército, acusado de ser opositor del régimen rosista.

En 1829 se produce un levantamiento encabezado por dos caudillos del lugar. La sublevación es contenida gracias al accionar del soldado Isidoro Suárez, quien en 1824 había participado en la Batalla de Junín por la libertad de Perú. En homenaje a su labor en defensa del fuerte se cambia el nombre Fuerte de le Federación y se lo comienza a llamar Junín.

El año 1830 encuentra prácticamente abandonado y despoblado al fuerte. Muchos de los ranchos están totalmente destruidos a causa del tiempo y de los frecuentes ataques de los indios.

Reconstrucción del fuerte

Cuando Juan Manuel de Rosas asume como gobernador y capitán de la provincia de Buenos Aires, el fuerte vuelve a tomar su nombre original.

Rosas comienza a preocuparse por la reconstrucción del Fuerte de la Federación. Llegan entonces al fuerte las provisiones que hacen posible el establecimiento y la vida de nuevos pobladores. Se reparten las tierras aledañas y se comienza a sembrar distintos cultivos.

Es importante tener en cuenta que la recuperación del fuerte fue consecuencia de los negociados que el gobierno de Rosas hizo con las tribus de la región. Aunque además de los acuerdos, la campaña al desierto de Rosas, que tuvo como objetivo no la ocupación sino el escarmiento de los nativos, logró que el temor se apoderara de los aborígenes y que muchos se pusieran bajo las órdenes del blanco.

En esta zona estaba el cacique Santiago Yanquelén, que junto con sus indios pampas más un grupo de indios ranqueles se ubicaba en lo que hoy es el puente del Morote y desde allí custodiaba al Fuerte de la Federación de los ataques de los malones de las demás tribus. Yanquelén y sus hombres eran considerados traidores por los otros aborígenes.

Durante el gobierno de Rosas, el comandante José Seguí se hace cargo del fuerte. Seguí era un africano que había llegado al país integrando un contingente de esclavos. Se une luego al ejército y se destaca en algunas acciones. Perseguidor tenaz de indios y servidor fiel de Rosas, fue muy severo durante los 12 años que duró su mandato. En 1863, su cuerpo fue hallado totalmente destrozado en el campo que Rosas le había regalado.

Nuevo abandono del fuerte

En 1852, año en el que cae el régimen rosista, el Fuerte de la Federación retoma nuevamente el nombre de Junín. La situación es preocupante. Ya no está Rosas para negociar con los indios. Repetidos malones arrasan el fuerte y obligan a sus pobladores a buscar asilo y protección en el interior. Para esta época no había ni cura ni médico. No había ni escuela ni iglesia y los soldados carecen de las armas necesarias y de una alimentación adecuada.

La autoridad civil está a cargo del juez de Paz, José Eufrasio Ruiz, ya que a partir de 1853, la autoridad civil se separa de la militar, que es ejercida por el comandante del fuerte, que anteriormente reunía ambos poderes. Y a pesar de que desde 1854 existía la ley de organización municipal, Junín no podía formar su municipalidad.

El juez de Paz de ese momento, Pedro José Aparicio, escribe: los vecinos más capaces de desempeñar esos cargos se han internado en otros pueblos con motivo de las frecuentes invasiones de indios que ha sufrido la zona.

Todo comienza prácticamente de cero cuando en 1857 se establece el nuevo trazado del pueblo: la calle principal, hoy 20 de septiembre, y las transversales, las manzanas para las casas de los habitantes, la iglesia, el cuartel de las tropas, la escuela, la plaza de la guardia, la pulpería. Y el 23 de marzo de 1861 se inicia en Junín el régimen municipal con 4 municipales, hoy concejales.

Un año antes, nacía la casa Basterreix, frente a la plaza del pueblo, esta casa de ramos generales y de acopio de cereales es hoy el edificio más viejo que existe en Junín.

Aunque en 1864 se crea el partido, un año después Junín era considerado un pequeño pueblito por el gobierno, tal como lo consignan los documentos históricos. Cuenta para ese entonces con 1929 habitantes (diseminados en las chacras y las estancias de la región), y 33 ranchos. Los registros dicen: "El pueblito es un puesto militar compuesto por 33 casas, algunos ranchos, 886 habitantes, cuartel y escuela con 90 alumnos".

Pasa el tiempo y Junín crece. Se establece el alumbrado público con faroles alimentados a kerosén, se instalan árboles en la plaza principal, se construye el Cementerio Central, ya que en un primer momento se encontraba donde está hoy la plaza Alem.

Llegan pobladores a la zona, atraídos por un motivo fundamental: los malones indios, luego de la campaña al desierto iniciada por Roca, ya no constituían un peligro para los asentamientos. Al haber más pobladores, nace la necesidad de comunicación. Surgen las llamadas mensajerías que unen a Junín con los pueblos de Chacabuco, llamada Guardia Nacional, y Chivilcoy.

Topónimo

En 1829 se produjo un levantamiento en el Fuerte liderado por el caudillo Molina que fue sofocado en la Batalla Las Palmitas por el coronel Isidoro Suárez, quien también tuvo destacada actuación en la Batalla de Junín que preparó la entera libertad de Perú. El gobierno de la Provincia deseoso de perpetuar la memoria de ambos acontecimientos bajo tan digno jefe, denominó al Fuerte Federación como Fuerte Junín.

Posteriormente, Rosas le restituyó el nombre de Fuerte de la Federación que se mantuvo hasta 1855.

En 1857 el poblamiento de Junín estuvo pleno de dificultades, a raíz de las continúas invasiones de los indígenas. En ese mismo año se mencionó al Pueblo de Junín en diversos documentos.

En cuanto a la creación del Partido, y de acuerdo con la documentación, se concuerda que existió como tal desde enero de 1854. En 1865 se procedió a efectuar la mensura del ejido y traza del Pueblo de Junín.

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