Andrés Calamaro terminó las pistas principales de su próximo disco después de cuatro días grabando con cinco músicos en unos amplios estudios en Magnolia Boulevard, Burbank, Los Ángeles.
Una combinación de eficacia y talento en la interpretación de especialistas elegidos para este repertorio, inspiración y habilidades para dejar, en cada toma, instrumentos elegantes, perfectamente ejecutados en tomas directas (sin correcciones posteriores) para una grabación completa que llegó a comprometer a once músicos tocando al mismo tiempo. Es el método tradicional que antes practicaron Miles Davis, Frank Sinatra o The Beatles, en aquellas legendarias grabaciones.
Los Angeles (y una larga tradición legendaria de grabaciones, muchas de los cuales escucha el artista desde su adolescencia) es el escenario perfecto para vivir días de ensueño y productividad. Tras varios meses en las tareas de composición de canciones (música y letra), el trío hispano, conformado por Borner, Wiedemer y Andrés, eligió una lista definitiva para grabar este disco
El concurso de músicos (y cantante) aptos para grabar un disco según “la vieja escuela” es el diseño de producción orientado a ofrecer un repertorio grande para el disco con el que Calamaro renueva credenciales.
Estas grabaciones van a “respirar” mientras escuchen el disco en vuestra casa o con los auriculares enchufados en un teléfono.
Los antecedentes de Calamaro generan mucha exigencia y expectativas, pero todo el casting está confiado en terminar un disco que bien podría considerarse a la altura de las mejores grabaciones del hispano argentino. El concurso de Gustavo Borner (ingeniero y productor), Germán Wiedemer (arreglador, pianista, organista y compositor) y un plantel de verdadero lujo musical (Aaron Sterling, Mark Goldemberg, Rich Hinman, Erik Kertes y Brandon Field, entre otros) quedará impreso en la naturaleza musical, y el espléndido sonido de este próximo disco.
El habitual batido de melodías, soul, rock stone, armonías vocales, country y originalidad, promete que, este disco registrado en Burbank, despierte el deseo y la expectativa de un público que reclama escuchar al mejor Andrés Calamaro. Que está de vuelta porque siempre está volviendo y se promete en estado de gracia y con las luces prendidas. Hay que esperar lo mejor de un artista como Andrés grabando en el mejor escenario humano y musical posible.
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